La arquitectura colonial, la huella española en America.


La arquitectura colonial surge del barroco europeo que se mezcla y se adapta al medio tropical y selvático y, sobre todo, a las manifestaciones coloridas de los indígenas. Sin embargo, esta arquitectura colonial muestra sus diferencias muy específicas dependiendo de la región en que se ubique. A pesar de que el estilo es el mismo, por obvias razones cada país tiene su sello distintivo.

Las ciudades coloniales en el nuevo continente se construían según los planos de los modelos españoles. Se trazaban las calles en forma perpendicular y en el centro se situaba siempre la plaza de armas, lugar en donde se establecían los poderes políticos y religiosos. Es por ello que siempre se puede distinguir una iglesia como edificio predominante.



El trazo de las ciudades obedecía a diferentes modelos: existía el Ovandino, en forma de Castrum romano (la llamada cuadrícula) que consistía en calles rectas, manzanas cuadradas o rectangulares, una plaza mayor al centro, la iglesia principal o catedral ubicada de forma específica y un ayuntamiento ubicado en la plaza de armas. Ejemplos de este tipo son las ciudades de La Habana, Cuba; Veracruz, en México, Panamá, Cartagena de Indias, Mompox y Santa Marta, estas tres ultimas en Colombia.



El modelo Antonio de Mendoza, en cambio, se caracteriza por calles anchas y edificios de tamano moderado para permitir la entrada de luz del sol, los espacios abiertos son importantes. Ejemplo de este modelo es la ciudad de México y Oaxaca.

Otro modelo fue el de Felipe II, que planteaba una selección óptima para ubicar los asentamientos. Por ejemplo no se permitía construir en localidades que hubiera indígenas para no alterar el orden y la convivencia. A partir de un centro salen cuatro calles destinadas al comercio. Si la ciudad se situaba en un puerto marítimo, debía contar con embarcaderos. En ciudades cálidas las calles eran angostas para resguardarse del sol y en climas fríos viceversa. La orientación de las calles se disponía teniendo en cuenta los vientos dominantes para así protejer la ciudad, ejemplo de ello es Santiago de Cuba y Santo Domingo.

Quien ya haya visitado alguna ciudad colonial podrá confirmar que no hay belleza más grande que el colorido y sabor de estos lugares que con el tiempo han contado y la historia de un pueblo y sobre todo que nos hacen sentir parte de un mismo contexto social.

Ejemplos típicos y bellos de ciudades y pueblos coloniales son la ciudad de Oaxaca con su hermoso ex convento de santo Domingo de estilo barroco, y Guanajuato, con su magnífico edificio conocido como La Alhóndiga de granaditas que combina el estilo toscano y dórico, ambas ciudades de México; En Bolivia la ciudad de Oruro, que por cierto su carnaval forma parte del Patrimonio de la Humanidad; en Colombia tenemos a Cartagena de Indias y su imponente castillo San Felipe de Barajas y todo su conjunto arquitectónico y fortalezas; Antigua, en Guatemala con los hermosos portales que enmarcan el Palacio de los Capitanes; en Cuba, en la ciudad de Camagüey destaca el trazo de la ciudad que es el más asimétrico entre todas las villas edificadas por los espanoles; Salvador de Bahía, en Brasil, que preserva cientos de casas barrocas del siglo XVI y XVII.

Continuando con el listado de hermosas ciudades coloniales, no podemos dejar atrás a Valparaiso, en Chile, que con su original arquitectura colonial se entrelaza también otros estilos europeos especialmente el victoriano como su iglesia anglicana Saint Paul´s. Un capitulo aparte es Perú y la ciudad de Cusco que posee una catedral de fachada renacentista e interiores barroco y plateresco, también no podemos dejar de mencionar la la ciudad de Arequipa que cuenta con una catedral ubicada frente a la plaza de armas con un estilo neorenacentista.

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